lunes, 4 de enero de 2010

LAS FORMAS DE VIDA, DEL HABITAR Y DE LA ESPACIALIDAD HABITABLE. *

 por: Arq. Erika Enciso S

(fragmentos)


Cuando se habla del vivir inseparablemente se hace referencia al habitar e indisolublemente se piensa en una espacialidad habitable para ello. 



I





El habitar, cuyo nombre deriva de la palabra hábito (costumbre o manera de obrar), se expresa a través de todo tipo de actos: prosaicos, poéticos, superficiales, profundos, liberales o serviles, etc. Así, estas maneras de obrar no son tan solo una secuencia más o menos ordenada del actuar, sino más bien son la sustancia del habitar.
El hábito de habitar implica a todos los sentidos, de ahí que se pueda decir que se habita amando, trabajando, estudiando, conversando, durmiendo, etc.; luego entonces, el espacio habitado puede ser identificado, utilizado e imaginado como el escenario de la conducta y acción social e individual del hombre. Así, el habitar crea hábitos, que se expresan en actos y la suma de éstos constituye un principio de la habitación: habitar es habituarse, y habituarse implica permanencia y cierta repetición. A partir de ello se plantea que es entonces el hábito, y no la habitación, la primera secuencia del propósito de habitar.
Cassirer manifiesta que el mito no puede sustraerse del rito que desprende, así, la antropología ha explicado a los ritos como manifestaciones motrices de la vida psíquica del hombre. 
¿Qué significa esto de que los ritos son manifestaciones motrices de la vida síquica del hombre?. Ciertamente lo motriz implica movimiento…y lo de la vida psíquica se puede entender a través de las preocupaciones, afanes y deseos del hombre; luego entonces, los ritos pueden ser aquello de lo más profundo emotivamente que pone en movimiento al hombre. Ello es lo que constituye la sustancia de los hábitos (actos rituales), cuya suma integran el habitar. 

Ello demanda la conformación del terreno donde se desarrolle la vida cotidiana del hombre, es decir, donde tengan "lugar" las prácticas habituales que integran su expresión social concreta dando origen al entorno habitable construido (a saber: lo urbano y lo arquitectónico en diferentes escalas). Este hecho "… determina el surgimiento de dos unidades conceptuales principales: el territorio y el lugar." (3)
Reconocerse dentro de un territorio, como habitante del mismo, donde a su vez habitamos con los nuestros, es un factor de identificación y de pertenencia, es decir de identidad. Así, el habitar (expresado a través de actos costumbre) territoriza al espacio, el vivir en lo califica, y ambos lo dotan de significado para que sea algo más que un conjunto coherente de sitios...
En los modos de vida se encuentran las bases que definen el entorno construido (urbano y arquitectónico), donde el habitante genera soportes que le permiten identificarse en medio de múltiples acontecimientos y símbolos.
 "…el lugar es la manifestación concreta del habitar humano, donde la identidad del hombre depende de su pertenencia a un lugar." (Norberg-Schulz ) (4)...  Ambos, territorio y lugar, más que percibidos son construidos por el individuo y por prácticas y creencias que son de naturaleza social, ello da origen al entorno habitable construido, conformado por lo urbano y lo arquitectónico, que a su vez expresan el habitar.

II
Sin embargo, él (Heidegger) hace una aportación general respecto a lo que todo ser humano trata de expresar y conseguir en el habitar a través del construir: estar satisfecho, llevado a la paz, permanecer en ella, es decir, preservado de daño y amenaza; todo ello lleva en última instancia a la Cuaternidad (unidad donde convergen la tierra, el cielo, los divinos y los mortales), donde los mortales habitan en la medida en que cuidan de dicha Cuaternidad y la llevan a la esencia de las cosas. Construir es al mismo tiempo el habitar.

Al respecto, se ha destacado que los entornos habitables construidos son mucho más que un mero reflejo pasivo de la cultura o un receptáculo para el comportamiento humano, sino que tienen un papel activo en relación con ambos: el hombre y el entorno construido (Rapoport, 1990)




Al respecto, C. Alexander (1971 ) (8) ha expresado: "…partiendo de la consideración de que todo medio ambiente, grande o pequeño, es la corporización tridimensional de la cultura, entonces sus categorías culturalmente definidas son las que organizan el espacio, ya que cada una de ellas define una actividad, en un lugar, y con sus respectivos comportamientos humanos establecidos." Por su parte Doberti (9)establece una relación directa entre los comportamientos sociales y las conformaciones del hábitat y plantea que los comportamientos de cualquier orden - alimenticios, sexuales, laborales, pedagógicos, etc. - están indicados, posibilitados y delimitados por las estructuras de formas (espacios y objetos) que realizan las nociones de comedor, alcoba, oficina, aula, etc.
De lo anterior se puede inferir que los objetos no son habitables por sí mismos, aunque su cualidad de habitables es lo que les ha dado origen, es sólo cuando el hombre los dota de significados (los designa) cuando se puede identificar su caracterización de habitable, como cualidad de lo habitable (que puede habitarse, es decir, habituarse lo que lleva implícita cierta permanencia). Así, habitar y habitabilidad, pueden ser entendidas como "…una relación comprometida conciente y activa con el medio físico. Habitamos, al ser parte de los objetos y somos habitados por ellos, al ser parte de nosotros mismos." (10)
De aquí que se pueda decir que las prácticas sociales están en relación directa con los entornos construidos donde se inscriben, pues son las interacciones complejas (acciones y símbolos) de los individuos y de los grupos, en continuo diálogo con el entorno, las que conducen a los diferentes modos (maneras particulares de hacer una cosa) de diseñar, organizar y producir sus espacios habitables.

*el texto completo se encentra en: 

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